sábado, 24 de abril de 2010

la idea de Buddha

La luna mengua, hermosa nena,
con tus ojos de estrellas
y tus piernas abiertas...

ya no podremos quedarnos acá.

En un austero trapo recogeremos todo
aunque nada tenga sentido llevar
y forzaremos el retorno a la tierra del caído
no puede vivirse en un país que se arrastra bajo el mar...

y en la peregrinación
andaremos como perdidas
jactándonos de este pobre último instinto por perdurar
entre otros cientos de dioses que, despertando,
arrastrarán los pies hasta que se construya el altar


el altar al sí mismo.
mí altar.



Él llegó primero
supongo que nos va a esperar...
aunque
la idea del Buda eterno, en verdad
tampoco debería durar...
es decir...
con qué cara vas a ofrendarte al todo?
con qué expresión de inconformidad?
con cuánto maquillaje pensás bañarte
y con la sangre de quién lo vas a pagar?

...


no, no, sacate todo
estamos haciendo las cosas mal.
Ningún instinto puede quedar vivo atrás de la puerta que pretendemos cruzar.