sábado, 17 de julio de 2010

Patrona del Karma

susurrando hechizos desde el centro de la nada cambiamos el aire, susurrando hechizos, alterando las leyes físicas en la protección de la noche escapamos una vez más de las garras de la policía que intentó cagarnos de miedo con su exagerada publicidad
corrimos desnudos y atentos entre las larvas de la noche, paseamos, desarmando las hebras de la ciudad hasta que cayó mi hermano preso de la ira y se enredó en el paraíso de la eternidad, y no encontró la salida, exaltado gimió poemas absurdos en su naturaleza de actos caóticos, se desnudó y mostró la pija para alimentarnos como una mamá, y ya nadie quiso chuparle la verga, nadie salvó a su cristo, ni siquiera yo, la aterrada, pude volverme un escudo para amar a su libertad.
y saltamos tres distancias de rejas agrietadas en el óxido del olvido y salvamos a los especímenes llenos de sangre por el azar, y en la luz roja del sol que quiebra la noche esperamos sentados los muertos viendo meditar a los demás.
y escuchennos todos almas mugrientas, escuchennos silbar a medianoche en el altar. y salvense todos y salvenme el cuerpo, terribles terremotos en el territorio del zar.
canchas de tenis en el patio de guerra, inescrupulosos inventos que justifican cegueras, cuando retumban en los oidos de las ciudades calientes, preguntaste qué invierno? qué invierno? qué clase de muerte?
qué clase de muerte son estos cuerpos, cuerpos de sangre caliente?
qué especie de otoño que ojos abiertos? corrimos en la inundación que anegó a la ciudad. nos morimos de frío por no prender fuego, nos quemamos la carne por no iluminar, y acabamos extasiados, sangrando palabras por la rajadura del cráneo escupiendote sal.
corregime si miento
tristeza es un verbo que conoce tu cuerpo, y la lujuria de poseerte, y cambiarte de sexo, y repleta de leche te das por calmada, las delicias del asfalto jamás dirán nada. respeto tu pesadilla y cortejo tu miedo, te llevaste del vómito los tormentos eternos, sangrá por las vértebras escondete profundo en el barro del fondo del océano absurdo:
replegá tus ejércitos
y no digas más nada.
los manantiales del cuerpo bajo su mirada.
no puedo mirarte a los ojos pelotas de fuego mearte el fondo del pobre cerebro me arden las vísceras, garganta y pecho, y el alcohol de quemar siempre trae su efecto, o efectos especiales para esconder la locura, bailes de locos al rozar la cordura, liberacion de espectros mutando en la noche, zarpazos en la carne que se hincha y descompone. quemaduras del fuego, heridas expuestas, ya sabrán qué hacer con el resto los que ganen la guerra, nosotros no sabemos porque no ganamos nada, estamos esperando a que hagan la llamada, y nos saquen del juego y nos quemen las llamas, Juana de Arco patrona del karma la calma jamás te ha sido negada.